Porque el ciclo de la vida no es solo nacer, crecer, reproducirse y morir, porque en sus pequeños procesos está respirar, beber agua o alimentarse. Así nos pasamos una buena parte de nuestro tiempo haciendo la compra.
Buscamos el carro más grande para llevarnos todo cuanto
creemos necesitar; a veces sano y otras, no tanto. Recorremos los pasillos
buscando antojos y cuando el carro está lleno, aparentamos ser otros
sobrepasándolo con fruta, verdura, pescado, aunque no podemos esconder nuestros
caprichos a la hora de pagar.
Siempre tendremos ofertas, a veces engañosas, otras puro chollo. Así buscamos cebollas que no nos hagan llorar, plátanos maduros pero no pasados, huevos frescos o manzanas que no estén envenenadas. Sin embargo, en cada saco de patatas habrá algunas podridas, porque la vida es como una bolsa de pimientos del padrón, unos pican y otros no y al final, si la suerte no nos acompaña, solo tenemos que tener un buen vino para maridar cada noche.
