Dicen que los perros se parecen a sus dueños, pero ¿cuánto se parecen los dueños a sus perros? Y es que nos encanta un buen cocido, nos deshacemos ante unas cosquillitas y somos mimosos a cual peor. Sabemos camelarnos a quien queramos con una mirada y nuestra expresividad es lo que nos delata. Si algo nos molesta, nos indignamos. Si algo nos gusta, insistimos. Si algo nos hace felices, nos volvemos locos de alegría, pero si algo nos da miedo… huimos despavoridos.
Solemos ser muy delicados con nuestra salud y necesitamos de
mucha atención. Nos apasiona salir de paseo y conocer lugares nuevos y una de
nuestras grandes pasiones es la comida, pero a pesar de todo, no somos
rechonchos, somos menuditos, pequeñitos pero adorables. Somos confiados por
naturaleza y solemos llevarnos mordiscos por el camino, pero eso no hace que cambiemos.
Somos remolones, valientes, revoltosos, cabezotas los que más, pero por todo esto se nos quiere. Cualquiera que nos conozca, sabrá que somos almas gemelas y
que solemos picarnos fácilmente cuando nos hacen de rabiar, pero también una
caricia a tiempo nos devuelve a la tranquilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario