Hay días complicados, tal vez porque siempre quiero ir adelantada al momento; porque siempre tengo puesta la mirada en el otro extremo del precipicio; porque siempre pienso qué habrá al otro lado del puente cuando aún ni si quiera he empezado a cruzarlo. Y parece que no aprendo.
Tengo la sensación de que
siempre cruzo sin mirar, y que aunque tenga “suerte”, los rasguños son cada vez
mayores; porque cuando algo se escapa de mi control me doy cuenta de la
sensación de vacío que me queda por dentro. Así camino con los ojos cerrados
visualizando el otro lado y dejo de ver las vistas tan increíbles que se tienen
desde aquí, desde el puente, por miedo a que el tiempo transcurra y yo siga
aquí paralizada, por miedo a que se rompa y nunca alcancé ese extremo. Pero…
¿sabes qué? Que hoy necesito abrirlos, hoy necesito quitarme la venda y apreciar lo maravilloso que
es este paisaje, que el vértigo no pueda conmigo. Hoy necesito agarrarme fuerte a la cuerda para no tropezar más
veces y tener que volver a empezar. Hoy quiero tener claro que el camino es seguro
antes de cruzarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario