martes, 15 de diciembre de 2020

Mi puente

Hay días complicados, tal vez porque siempre quiero ir adelantada al momento; porque siempre tengo puesta la mirada en el otro extremo del precipicio; porque siempre pienso qué habrá al otro lado del puente cuando aún ni si quiera he empezado a cruzarlo. Y parece que no aprendo.

Tengo la sensación de que siempre cruzo sin mirar, y que aunque tenga “suerte”, los rasguños son cada vez mayores; porque cuando algo se escapa de mi control me doy cuenta de la sensación de vacío que me queda por dentro. Así camino con los ojos cerrados visualizando el otro lado y dejo de ver las vistas tan increíbles que se tienen desde aquí, desde el puente, por miedo a que el tiempo transcurra y yo siga aquí paralizada, por miedo a que se rompa y nunca alcancé ese extremo. Pero… ¿sabes qué? Que hoy necesito abrirlos, hoy necesito quitarme la venda y apreciar lo maravilloso que es este paisaje, que el vértigo no pueda conmigo. Hoy necesito agarrarme fuerte a la cuerda para no tropezar más veces y tener que volver a empezar. Hoy quiero tener claro que el camino es seguro antes de cruzarlo.


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