Aprendemos de cada caída que debemos mirar bien donde pisamos, que debemos mirar hacia delante para ver los obstáculos, que debemos esquivar las piedras del camino si es posible, los charcos que nos mojen y las zonas resbaladizas. Nos ponemos un buen calzado, pero a veces, la caída es inevitable y seguimos sin entender que cada paso que damos siempre es diferente del anterior y por mucho que ya sepamos, nunca dejamos de aprender.
Nacemos siendo meros
aprendices de nuestros padres, de nuestros profesores y, con el tiempo,
seguimos aprendiendo de nuestros jefes, de nuestros amigos, de un vecino o
incluso de un mero desconocido; pero así nos vamos haciendo más fuertes y
preparando para lo siguiente. No importa cuánto creamos saber, porque siempre
habrá alguien dispuesto a darnos una lección y de nosotros depende estudiar
para aprobar ese examen. Porque la vida es una evaluación continua en la que
nos examinamos día tras día y en la que cada conocimiento que no adquiramos, supondrá
una derrota. No pretendas llegar al final del curso y aprobar sin haber ido
aprendiendo con cada clase magistral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario