viernes, 29 de octubre de 2021

Vivir sin miedo

Vivimos enfrentándonos cada mañana a esa caja de sorpresa envuelta en su mejor papel de regalo, con ese lazo precioso que la rodea y teniendo que abrirla cada día sin saber lo que nos espera en su interior. Podemos imaginarnos que es esa prenda que vimos en el escaparate o ese anillo de compromiso que tanta ilusión nos hace. Podemos pensar que podría ser ese cachorro que nos de alegría con una sola mirada.

Sin embargo, cuando quitamos con mucho cuidado el envoltorio y abrimos la tapa de nuestro regalo, a veces, nos encontramos ese obsequio que no esperábamos ni necesitábamos, pero por el cuál debemos dar las gracias, porque el detalle es lo que cuenta. Que haya alguien que se haya acordado de ti un día más, pues sea mejor o peor, significa que hoy hay algo nuevo que celebrar, hoy es un día diferente.

¿Y por qué me planteo esto? Porque a veces, no apreciamos el valor de esa caja sorpresa, no tenemos en cuenta que todo suma e incluso nos parece insignificante. Es más, hay personas que la ven como un ataúd, que miran con estupor lo que tienen delante de ellos y el miedo a lo desconocido le hace temblar día tras día. Las sorpresas no tienen por qué ser malas, pero si las miras con temor… no disfrutarás de la libertad y el descontrol que ello supone. Y es que en un mundo tan caótico, no tener el control sobre nada puede ser lo más ordenado como no tener miedo a la muerte es no tener miedo a la vida, pues quien vive con miedo, ya está muerto en vida.


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