martes, 7 de abril de 2020

Dominó

Una mesa, un dominó sobre la misma; una mano inocente remueve las fichas. Se reparten, cada cual coge las que considera serán mejores pero no podemos saber cómo será la partida. Observas detenidamente y sólo ves agujeros; que si bien jugados, podrán hacerte la ganadora, pero no todo está en saber jugar tus fichas; también el azar pone de su parte. Comienza el juego.

Tu adversario roba y aprovechas para coger ventaja, otra pieza puesta y cada vez ves más cerca tu victoria. Menos puntos negros ante tus ojos te hacen ver la esperanza cuando, de pronto, te toca robar. Robas tantas fichas que piensas que no podrás ganar. Tu adversario cada vez tiene menos y parece una derrota. Ya no quedan opciones sobre la mesa, empiezas a pasar y poco a poco van mermando tus posibilidades de cambiar la suerte.

Sin embargo, te paras a pensar y te das cuenta que el destino puede cambiar; tú llevas ahora el control, y tu adversario se ve inmóvil ante tu estrategia. Inicias la remontada hasta que todas las fichas son devueltas a la mesa.

Nunca des por perdida la partida hasta que no hayas jugado todas tus fichas.


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