jueves, 30 de abril de 2020

La escalinata

Nacemos del vientre de nuestra madre, crecemos, pero seguimos a resguardo de quien nos dio la vida. Queremos ser mayores sin saber que cuando lo seamos, querremos ser pequeños otra vez. Rompemos el lazo que nos une a nuestros orígenes y suena la sirena de salida.

Una escalinata de oro se asoma ante nuestros ojos y queremos correr cuando todavía no sabemos andar. Peldaño a peldaño levantamos cada pie a nuestros pasos; que si pisamos fuerte lo hacemos sobre seguro, pero si dudamos, mejor es no darlo. Cada avance supone un nuevo esfuerzo y si no estamos entrenados, podemos perder la consciencia. Pero si esto pasa, siéntate, coge aliento y camina cuando recuperes tu latir.

Nunca olvides los escalones que ya alcanzaste, pero mirar hacia la salida puede suponer vértigos innecesarios. Cuesta arriba o cuesta abajo, no pierdas de vista la cima, que en lo alto de esta escalera está nuestra meta. No quieras subir de cualquier manera, pues lo importante es correr la maratón completa.   

Y si la vida es una carrera constante...



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