Si tu eres el juez que busca una causa justa, deberás aprender a escuchar. En tu mente no hallarás la resolución a las dudas que albergas, pero si escuchas cada latido; cada centímetro de tu piel te darás cuenta que no entendemos las cosas hasta que el cuerpo las asimila. El tiempo tiene la clave del veredicto, pero si el fallo no te convence, siempre puedes recurrirlo.
Si no hay aislamiento mayor que perder la noción del tiempo, y me hiciste olvidar el día en el que vivo, ya no quiero que me liberen. Si el tiempo se paró, que me coja sonriendo, si el tiempo se paró... no quiero saber cuándo.
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