Siempre soñé con casarme, formar una familia, tener mi propio hogar y tal vez; ser feliz. Sin embargo, parece que todos esos planes se reorganizaron de otra forma para mi. Empecé la casa por el tejado, me casé sin tener novio, y forme mi familia sin quedarme embarazada. ¿Cómo iba a ser feliz así?
Tal vez, y solo tal vez, ahora que en esta habitación está todo desordenado, es más fácil darse cuenta que no necesito paredes de colores, ni estanterías con recuerdos; sólo necesito mirarme en el espejo para aprender que la felicidad está atravesando ese reflejo.
Casarse con alguien es ser tú mismo, pero con otra persona; así que deja de maquillar tu alma y que tu naturalidad enamore a quien sepa apreciar tu desorden más ordenado. Deja de mirar por la ventana buscando un espejismo de la felicidad y hazla tuya.
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