Aquello imposible hace realidad su existencia, lo que parecía intocable se transforma en pedazos rotos y lo frágil toma una fuerza imparable. Las tecnologías, que pensábamos nos volvían asociables, ahora nos acercan a los nuestros más que nunca. El descanso anhelado ahora es el estrés de muchos y si nos quedamos quietos avanzaremos más rápido.
Todo cambia y todo se transforma. Nada aparece ni desaparece. Los amigos que se alejaron, podemos hasta retratarlos, y aquellos que parecían estar permanentemente, ni con el recuerdo realizaríamos un boceto. Los planes de netflix y manta ya no suenan tan bien y las tardes en familia comienzan a cobrar vida.
Los amores olvidados son los más recordados mientras desintegramos las relaciones tóxicas que nos acompañaban en esa incoherente vida cristalina. Limpiamos nuestras redes como quien organiza su armario y redecoramos nuestros corazones como quien se va de compras un sábado. Así me siento rica para desvalijar estas cuatro paredes y gastar lo más valioso que tengo en adornarlas de nuevo.
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