Sentimos que nos roban el tiempo, tiempo que se convirtió en tu enemigo. Confundes la salida con la meta y ya no sabes si vas o vuelves. Marqué fronteras infranqueables, diseñé mis propia cárcel, cancelé la reserva de un viaje y aprendí a dormir a cielo abierto. Establecí unos márgenes pensando en lo que me ató y en la retaguardia quedaron mis pensamientos. Mi río me convirtió en una isla, impenetrable, y si baja la marea y me transformo en una península dejaré de controlar mis barreras.
Si mis costas me hicieron paradisíaca, y mi naturaleza me convirtió en un paraíso, no necesito turismo que me contamine, pero si existe una barca es para el navegante que aprenda a surcar las olas. Si fuera fácil, no habría límites, pero ¿y si esta tierra salvaje fuera tu maldición y tu límite mi perdición?
Sin límites nadie sabría de este paraje; sin límites dejaría de ser un sueño.
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