lunes, 22 de junio de 2020

Lágrimas

Un hasta pronto no es un adiós. Tener que marchar sólo son unos labios que se quedan pendientes de volver a besarse, una mirada latente de volverse a encontrar y un sentimiento que va creciendo a medida que el tiempo avanza. Tener que decir me voy es sólo la escusa para tener que volver, es el motivo para mirar hacia delante en busca de un nuevo momento, tener el pretexto para volver abrazarse y la justificación para echarse de menos.

Dejar caer esa lágrima ante una despedida no significa tristeza, sino felicidad por lo poseído. Significa que esa experiencia fue tan bonita y especial que ponerla fin supone despertar de un sueño. Pero recuerda que hay más noches para seguir soñando; aunque si finalmente se desliza por tus mejillas, su valor es mayor si es capaz de hacerte sonreír al recordar lo vivido.  Porque de todo podemos encontrar la razón de una sonrisa si buscamos el origen real de la misma.


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