jueves, 5 de enero de 2023

Hipoteca fija o variable

Nacemos de la ilusión de crear un hogar; una familia... y como si de una casa nueva se tratase; así surgimos de la nada. Ante un solar inhabitado, ponemos nuestra semilla en manos del destino y confiamos en que poco a poco ese terreno se irá convirtiendo en la casa de nuestros sueños. Nos venden una imagen de postal, con su jardín, su piscina... e inmediatamente nos convencemos de que tenemos que aportar esa señal. 

Una vez entregado el dinero, comienza el proceso de construcción, y a medida que pasan las semanas, como si ante una ecografía estuviéramos, vamos revisando cómo se va formado la estructura desde los primeros cimientos hasta el tejado y una vez finalizada la fachada, entramos en los pequeños detalles. Esos detalles que imaginamos serán perfectos y que si ya podemos ver en 3D mucho mejor. 

Así pasan los meses hasta que toca salir de cuentas y, es en ese momento, en el que firmamos las escrituras y nos dan nuestra preciada casa, en el que toca decidir de qué hipoteca se trata. Hay que tener en cuenta que esta hipoteca tendrá una larga duración y que el tipo que elijamos será el que nos marque nuestra cuenta bancaria a final de mes: fija o variable.

Si bien ninguna de las dos opciones nos convence, es lógico elegir el tipo variable para experimentar, conocer cosas nuevas, reconvertirnos en lo que seremos el día de mañana y tal vez encontrar algo mejor. El problema viene cuando el variable alcanza su máximo y nos damos cuenta de que nos estamos perjudicando hasta el punto de que el tipo fijo nos parece la mejor opción; si es que aún podemos cambiarlo. 

Del mismo modo, así nos convertimos en esa hipoteca variable cada mes que nos permite autocrearnos y si algo sale mal, mejor volver a lo malo conocido que lo bueno por conocer; pero si sale bien, habremos hecho de nosotros mismos nuestra mejor inversión.


miércoles, 4 de enero de 2023

Aprendiendo a vivir

En la vida existen distintos tipos de personas. Por un lado están aquellos que viven sin límites, sin frenos, sin vergüenza, con intensidad, con energía, sin pensar... Por otro, están los que viven pensando.

¿Y en qué pensamos? Hay millones de personas que viven de pensamientos existenciales, con miedos e inseguridades, con angustia por encontrar respuestas, con ansia de conocimiento y tristeza ante la frustración de no hallar dicha sabiduría. Hay otros que viven pensando en el pasado o en el futuro y se pierden su propio presente sin darse cuenta de que olvidan lo más preciado, el presente. 

Hay gente que simplemente no vive, no porque no quiera, sino porque no sabe vivir. Desconoce el significado de esta palabra o malinterpreta su significado; la mayor parte de las veces de forma inconsciente. 

Todos deberíamos asistir a la escuela de la vida; pero si no tuviste la oportunidad, nunca es tarde para matricularse. Porque vivir es saborear cada segundo como si pudiera ser el último, disfrutar del propio aroma de la felicidad, visualizar cada detalle como si fuera el más importante, alcanzar las estrellas cuando la oscuridad te atrapa y escuchar solo los latidos y pensamientos que uno necesita. Te acostumbraste a vivir con el resto de la humanidad, pero... ¿aprendiste a vivir contigo mismo? 


Lasaña de verduras

Tantos miedos e inseguridades, tantos complejos del pasado y otros tantos que conviven en mi presente; pero... ¿cuántos de ellos formarán pa...