¿Por qué no cambiar todos esos sentimientos por satisfación, orgullo, alegría...? Tú puedes decidir tu destino, cambiar tu suerte, elegir otra mirada. Al final, todo depende de la forma en que miremos lo que nos rodea. Estamos acostumbrados a preocuparnos por las cosas, a lamentarnos por nuestros errores y castigarnos por ello. Ya es hora de cambiar; de preocuparnos por los problemas que tengan solución y recorrer cielo y tierra por encontrarla. Entre tanto, recorramos esa búsqueda dando lo mejor de uno mismo y si no existe vuelta atrás ni remedio para el dolor, mejor apagar la llama y disfrutar del momento.Grita y llora, pero después, reponte, ríe, salta y vuelve a empezar.
Es la perspectiva lo que hace que veamos un vaso medio lleno o medio vacío. Si no puedes quitarte la venda de los ojos, agudiza el resto de sentidos.
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