Que si alguien merece la pena estará a la vuelta de la esquina, como siempre, esperando esa llamada, ese mensaje, o tal vez, siempre estuvo detrás tuya aguantando el chaparrón sin que te dieras cuenta; siguiendo tus pasos pese a la tormenta, confiando en que algún día verías no sólo con los ojos, o simplemente aguardando que te dieras la vuelta, que el mundo tiene 360 grados y no podemos perder de vista ninguno de ellos.
Así dedico mi tiempo a los que permanecen a mi lado, sea la izquierda o la derecha, pero no me olvido de los que están tras de mí por si me caigo; ni tampoco de los que se cambian de acera. Al final, no sólo cuenta lo que podemos ver con la vista, sino lo que cerrando los ojos, podemos ver con el corazón.
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