martes, 19 de mayo de 2020

Cheque en blanco

¿Y si la vida pudiera medirse como el dinero? Cada día sería como un cheque de 24 horas que se renueva cuando tocan las campanadas, pero si no lo gastas, no se acumula; simplemente se destruye, se pierde. A veces no valoramos suficiente su valor, porque cuando dan las doce, recuperamos la totalidad íntegra; pero cada hora que malgastamos es una hora que no hemos disfrutado y que nunca volverá y sabemos que, tarde o temprano, ese cheque tendrá menos de 24 horas y eso sólo significará que su valor caducará.

La renovación de este papel parece no tener aprecio para muchos, quizás insensatos que pensamos que siempre habrá un banco que nos firme otro nuevo e incluso si lo perdemos, ni nos damos cuenta, porque no somos conscientes de su valía hasta que su precio se reduce.

Así debemos disfrutar de cada día de tal forma que cuando suenen de nuevo las campanas, sólo tengamos un cheque en blanco dispuesto a restablecer su cuantía, porque tal vez mañana nuestro cheque quede vencido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lasaña de verduras

Tantos miedos e inseguridades, tantos complejos del pasado y otros tantos que conviven en mi presente; pero... ¿cuántos de ellos formarán pa...