Muchos siguen en
sus trece y otros lo odian por su mala suerte. Cuantos desean el 69; y cuantos
conspiran con el 17, pero al final no son más que símbolos. El verdadero valor
no es la cifra, sino lo que representa para nosotros. Para algunos, podré ser
un cero a la izquierda; para otros, es el cero que se une al 1 para formar el
sistema decimal. Y si la dislexia me puede, me cambiaré de lado porque tu
izquierda puede ser la derecha de otros.
El 0, capaz de
esquivar a los que sólo miran el valor numérico para ser advertido por los que
sólo ven esa elipse perfecta en la que todos sus puntos quedan atados, unidos
perfectamente convirtiéndose en el equilibrio del resto de símbolos.
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