Te despiertas como cada día, pensando que nada merece la pena, que no existe un sueño que puedas alcanzar, una libertad que te haga volar o una ilusión que mantenga tu sonrisa. Te levantas agotada por tanto cansancio y tanta falta de energía y ves que los días van pasando y se desvanecen ante las tempestades del tiempo. Cuando crees que otra borrasca no puede llegar a tu vida, vuelve una filomena que arrasa con todo a su paso, no importa lo fuertes que sean las ramas de los árboles ni lo arraigado de sus raíces, porque cuando el huracán llega, nadie puede salvarse de sus garras.
Esa sensación de descontrol que llega a tu vida no es más
que la rutina diaria y aunque a veces nos encontremos en el ojo del huracán,
siempre tendemos a pensar que pronto dejarás de nuevo de ver el sol, pero…
joder, ¿por qué no somos capaces de pensar por una vez que su luz vuelve a
brillar aunque sea un instante? ¿Qué podemos aprovechar su calor una vez más?
Al final cada día es un terremoto y tendemos a escondernos en los sitios que al
final resultan más peligrosos para nosotros mismos; sin darnos cuenta de que
somos nosotros mismos los que lo provocamos. No hay nada más natural que
nuestra autenticidad y naturalidad ante las cosas. Aprender a vivir no es
disfrutar de fiestas, noviazgos, amigos… aprender a vivir es un largo proceso
en el que luchar contra tierra y marea, un acontecimiento tras otro y todo
depende de la fuerza y vitalidad que tengamos. Así podrás mirarte en el espejo
y pensar que no eres suficiente, que te sobran kilos, que te faltan ganas para
vestirte cada mañana o ponerte guapa, pero basta un solo motivo para cambiar
esa perspectiva de ti misma.
Y esto, es lo que demuestra que al final, las decisiones que tomemos ante los problemas son solo nuestras, que únicamente de nuestra voluntad para querer depende que miremos las cosas de otra forma, que seamos capaces de coger la espada y luchar un día más por ser felices. Sé natural, se auténtica y, sobre todo, sé tú misma en las buenas y en las malas, pero nunca te olvides de que existes, de que vales, de que vives.
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