lunes, 3 de enero de 2022

Las cosas pequeñas

Un domingo cualquiera, el paseo con Simba de cada día, sofá y tarde de serie. Capítulo tras capítulo y las horas van acaeciendo. Por tu mente navegan los mismos pensamientos de siempre, otro día más, otra tarde igual y mañana volver a trabajar. Tu traje de noche alberga todas tus expectativas, pero a pesar de esta rutina y las ganas perdidas de no querer hacer nada, no existe nada más sano y más dulce que poder disfrutar de este tiempo así.

Volvería a repetir otro día así de perezoso, poder disfrutar de esas manos que se entrelazan entre las mías, esas miradas pícaras para ver quién se levanta a la cocina a pescar primero, esos pelitos que te rodean porque al enano de la casa le parece más cómodo dormir sobre mis piernas que en su cama o esa encantadora carita que me mira con pena porque también tiene hambre.

Volvería a tener esa conversación en la cama antes de irnos a dormir y a reírme al escuchar la risa de quien me acompaña en esta aventura porque tiene cosquillas por todo el cuerpo. Volvería a escuchar la respiración de mi pitufín al que el sueño siempre le puede y el placer de estar en buena compañía, de un abrazo constante. Puede parecer un domingo cualquiera, pero no cualquiera puede ser afortunado de las cosas pequeñas.


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