martes, 25 de enero de 2022

Auténtica

Te despiertas como cada día, pensando que nada merece la pena, que no existe un sueño que puedas alcanzar, una libertad que te haga volar o una ilusión que mantenga tu sonrisa. Te levantas agotada por tanto cansancio y tanta falta de energía y ves que los días van pasando y se desvanecen ante las tempestades del tiempo. Cuando crees que otra borrasca no puede llegar a tu vida, vuelve una filomena que arrasa con todo a su paso, no importa lo fuertes que sean las ramas de los árboles ni lo arraigado de sus raíces, porque cuando el huracán llega, nadie puede salvarse de sus garras.

Esa sensación de descontrol que llega a tu vida no es más que la rutina diaria y aunque a veces nos encontremos en el ojo del huracán, siempre tendemos a pensar que pronto dejarás de nuevo de ver el sol, pero… joder, ¿por qué no somos capaces de pensar por una vez que su luz vuelve a brillar aunque sea un instante? ¿Qué podemos aprovechar su calor una vez más? Al final cada día es un terremoto y tendemos a escondernos en los sitios que al final resultan más peligrosos para nosotros mismos; sin darnos cuenta de que somos nosotros mismos los que lo provocamos. No hay nada más natural que nuestra autenticidad y naturalidad ante las cosas. Aprender a vivir no es disfrutar de fiestas, noviazgos, amigos… aprender a vivir es un largo proceso en el que luchar contra tierra y marea, un acontecimiento tras otro y todo depende de la fuerza y vitalidad que tengamos. Así podrás mirarte en el espejo y pensar que no eres suficiente, que te sobran kilos, que te faltan ganas para vestirte cada mañana o ponerte guapa, pero basta un solo motivo para cambiar esa perspectiva de ti misma.

Y esto, es lo que demuestra que al final, las decisiones que tomemos ante los problemas son solo nuestras, que únicamente de nuestra voluntad para querer depende que miremos las cosas de otra forma, que seamos capaces de coger la espada y luchar un día más por ser felices. Sé natural, se auténtica y, sobre todo, sé tú misma en las buenas y en las malas, pero nunca te olvides de que existes, de que vales, de que vives.  


martes, 18 de enero de 2022

Qué ironía

Qué ironía es saber que algo puede matarte y no dejar de quererlo; que para que unos vivan, otros deben morir, que la vida es el proceso para alcanzar la muerte y cada día estás más cerca de tu fin. ¿Y de qué sirven los recuerdos si me olvidé de lo que fue antes de mi y tras mi paso seré otra incógnita entre fósiles?

Qué ironía que la vida que comienza con nuestro propio llanto, termina con el de los demás, que pensemos en viajar a Marte y sigamos muriendo de hambre en el fondo sur. Que la luna sea un gran descubrimiento y no tengamos cura para el sida. ¿Y de qué sirve correr si vas en dirección contraria a la meta?

Qué ironía para el mundo ser uno entre millones si de todos ellos solo importas tú. ¿Y si todo fuera un sueño y el final es el despertador? ¿Y si todo fuera un experimento y tú el caso de éxito? ¿Y si tú eres el único capaz de diferenciarse de un robot y es por eso que no sabemos qué piensan o sienten de verdad los demás? Y si el cerebro no sirve de nada sin el corazón y el corazón sin el cerebro, ¿por qué hicieron tanta separación entre los pensamientos y los sentimientos? 

Qué irónica es la realidad o… tal vez, no sea tan real esta ironía.  


viernes, 14 de enero de 2022

Déjate iluminar

Conduzco por la carretera mientras aún quedan algunos rayos de sol alumbrando el camino y pienso la belleza de ese atardecer que nunca volverá. El Sol pronto se esconderá otro día más pero su luz seguirá guiándome incluso en la noche. El calor tal vez desaparezca, pero él es capaz de trasladar todo su resplandor a la luna para que ésta le revele en su ausencia. Es una compleja armonía que nos permite seguir abriendo los ojos en la oscuridad, aunque ya no esté.

No seré yo esa gran estrella capaz de alumbrar a quien necesita un poco de claridad, pero si puedo ser esa luna que se deja alcanzar por un destello para mantener la llama viva de quien la mira. Así funciona el mundo, todo gira en torno a uno mismo y a los demás para que las tinieblas nunca tengan opción. La luna girando sobre sí misma y sobre la Tierra, la Tierra girando alrededor del Sol y sobre sí misma, pero todos los movimientos componen al final un complejo sistema rotatorio que hace perfecta la vida. Porque sin el sol, la luna no podría alumbrar las noches, sin él no tendríamos calor para vivir, pero sin la luna… qué sería del mar y sus mareas, y sin nosotros… para qué existir un planeta.

Al final somos una pieza más del cosmos, pero nuestra presencia importa, quizás no para todo el mundo, pero si para otra persona y así sucesivamente hasta componer el verdadero valor de la humanidad. Así que si no puedes ser el Sol para alguien, aprende a ser la Luna.


jueves, 13 de enero de 2022

Vivo la vida

Malgastamos nuestro presente haciendo planes sobre nuestro futuro y ni cuando éste se torna a nuestro favor somos capaces de disfrutarlo, porque nuestras propias ambiciones nos ciegan y seguimos toda la vida buscando más sin darnos cuenta de que el verdadero valor es nuestro día a día y que todo aquello que soñamos no son más que sueños si no podemos sentir cada día como si fuera nuestro bien más preciado.

Nos dedicamos a matarnos a nosotros mismos cuando el cáncer se apodera de nuestro cuerpo, metiéndonos veneno para salvarnos y si tuviéramos 100 años más de vida, aún no nos habría dado tiempo a madurar cuando llegara el momento de decir adiós. Nunca estamos preparados para una despedida, pero por muchos años que vivamos, el final del camino se acerca cada día un poquito más y jamás seremos valientes para afrontarlo. El miedo a esta meta es lo que nos lleva a creer en un ser superior, lo que nos hace tan humanos. 

Y si hablo de miedos e inseguridades es porque yo misma me considero un ser humano, con muchos defectos, pero también con muchas virtudes, porque si ayer podía entristecerme que nunca llegara ese sueño, hoy valoro más mi realidad, porque es la única que tengo, es la única que me puede hacer reír, que me puede hacer sentir que estoy más viva que nunca, porque es la única que me permite seguir soñando mientras duermo y temer la madurez porque valoro mi presente eterno.


lunes, 3 de enero de 2022

Las cosas pequeñas

Un domingo cualquiera, el paseo con Simba de cada día, sofá y tarde de serie. Capítulo tras capítulo y las horas van acaeciendo. Por tu mente navegan los mismos pensamientos de siempre, otro día más, otra tarde igual y mañana volver a trabajar. Tu traje de noche alberga todas tus expectativas, pero a pesar de esta rutina y las ganas perdidas de no querer hacer nada, no existe nada más sano y más dulce que poder disfrutar de este tiempo así.

Volvería a repetir otro día así de perezoso, poder disfrutar de esas manos que se entrelazan entre las mías, esas miradas pícaras para ver quién se levanta a la cocina a pescar primero, esos pelitos que te rodean porque al enano de la casa le parece más cómodo dormir sobre mis piernas que en su cama o esa encantadora carita que me mira con pena porque también tiene hambre.

Volvería a tener esa conversación en la cama antes de irnos a dormir y a reírme al escuchar la risa de quien me acompaña en esta aventura porque tiene cosquillas por todo el cuerpo. Volvería a escuchar la respiración de mi pitufín al que el sueño siempre le puede y el placer de estar en buena compañía, de un abrazo constante. Puede parecer un domingo cualquiera, pero no cualquiera puede ser afortunado de las cosas pequeñas.


Lasaña de verduras

Tantos miedos e inseguridades, tantos complejos del pasado y otros tantos que conviven en mi presente; pero... ¿cuántos de ellos formarán pa...